Los teros
zapatean sobre el techo de chapa
Por la
persiana mustia, el sol extiende sus dedos para acariciarte
Un perro se
lamenta en la lejanía del campo
Y vos en mi
almohada exhalás corrientes exquisitas
No te das
cuenta, pero admiro la gravedad de tu rostro
Quiero
asomarme en la fosa de tus pensamientos
Nadar entre
sus criaturas más lóbregas
Dejar que
mis heridas sangren en sus aguas
Para que
devoren inclementes mis miembros
Y así latir
escondida en tu oscuridad
Los teros
vociferan sobre el techo de chapa
Por la
persiana agitada, el sol quiebra tu piel moteada
Un perro se
lamenta por las calles de ripio
Y vos en mi
almohada te despertás impoluto