lunes, 30 de mayo de 2011

Es mejor comerlo mientras está caliente

Afuera, unos obreros trabajando.
Cada golpe astilla más la corteza de mi pecho
hasta quedar mi corazón expuesto, tibio y palpitante.
Patético, suplicante, inflamado, penitente.
¿Con qué guarnición lo querés?
Es mejor comerlo mientras está caliente.

Please take my father away

Cuando te acostumbrás a Buenos Aires,  ningún ruido te despierta. Pero hoy a la madrugada, el azoramiento me llevó a investigar qué tipo de individuo hacía un batifondo en mi cocina: un espíritu, un alien o Gregor Samsa. Era de esperarse que mi papá, incapaz de permaner inactivo aunque esté de visita, se lanzara a la cruzada del orden al despuntar el día. ¿Qué demonios hacía apuntando un secador al freezer?

_"Estoy desgongelando la heladera", declaró hiperactivo

Me fui a dormir antes de que me reclutara para realizar alguna tarea intrascendente. A los díez minutos me vino a despertar.

_"¡Levantate que llegás tarde al trabajo!"

Miré el reloj  y eran las 06:45. Una hora y media antes de mi hora. Quizás si me voy a dormir desaparezca. Por favor que desaparezca. Quince minutos después estaba largando carcajadas con la mucama, carcajadas que hacían vibrar las paredes. Por Díos, que nunca se jubile. Me parece que esto recién empieza.

jueves, 26 de mayo de 2011

El último príncipe de la Quebrada

   Cuando el centinela omaguaca divisó con estupor una centena de hombres barbados descendiendo por el extremo sur del valle, alertó al aguerrido curaca Viltipoco. Los españoles, acompañados de bestias formidables, esperaban la orden de ataque de su comandante, Don Francisco de Argañarás y Murguía. El Pucará latió por dos días, hasta que los invasores desistieron acalorados. Entonces Viltipoco se escabulló entre los recovecos de la Quebrada de Humahuaca, para luego unir a toda la nación indígena contra los blancos invasores.

   El príncipe humahuaqueño, invisible y astuto, convocó a todos los curacas de la Cordillera de los Andes, reclutando más de 10 mil guerreros para tomar las grandes ciudades del Tucumán: Jujuy, Salta, Tucumán y La Rioja. Pero el Capitán Argañarás y Murguía, un feroz vasco hijo de la Inquisición, se enteró por un traidor de los vertiginosos planes del curaca, justo una noche antes del golpe. Con el semblante de Leónidas, el capitán partió inadvertido con sus 25 mejores soldados con el objetivo de vencer o morir. Uno a uno desplomaron los centinelas indígenas apostados en el camino, hasta colarse como sombras en la aldea donde descansaban Viltipoco y sus jerarcas.

   En una noche tibia de abril de 1593, los dos guerreros se estacaron por primera vez las miradas: el capitán y el príncipe, Héctor y Aquiles, el conquistador y el andino, sabían que sólo uno recibiría victorioso el amanecer. Entre la oscuridad enmarañada, el occidental empuñó su arcabuz en la cabeza de Viltipoco, reduciendo al curaca en su propia choza. El príncipe humahuaqueño, que se había resistido a la conversión cristiana, no pudo contra un arma de fuego. Quizás fue la admiración hacia un enemigo digno o para no turbar el ánimo de los indios, pero Argañarás y Murgía no apretó el gatillo. En cambio, arrastró al andino a una celda polvorienta de Santiago del Estero, donde murió mancillado por la enfermedad. Dicen que su espíritu encarnó en un magnífico cóndor que sobrevuela eternamente la quebrada, abrazando a su pueblo y susurrándole palabras de valentía.

lunes, 16 de mayo de 2011

Te doy mi corazón


Te doy mi corazón
que es el mar
Vos dame el tuyo
de barro y rio,
para encerrarlo en mi pecho
y mis venas drenen tu sangre.
Y cuando ria sea tu risa,
cuando expire sea tu aire,
cuando mire sean verdes mis ojos,
cuando ame sea tu amor que me esclavice.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Mejor que empezar el día con Zucaritas

   Podés empezar el día con un desodorante antitranspirante y el tigre Tony o lo podés empezar mal, con un roll-on y unas tostadas de gluten. Nada me puede arruinar la mañana como deslizar esa baba artificial sobre mi piel y tener que dejar que se seque con mis brazos en posición de chimpancé.
   A veces los días empeoran. Como cuando me veo forzada a atravesar Florida a las 9 AM, una jungla de babosos que no paran de ofrecerte promociones, seguidas de una guarangada por lo bajo. Cuando todavía ni digeriste el desayuno, una infusión de este calibre te revuelve el estómago. Asi que me armo con una mirada filosa y comienzo a abrirme paso a machetazos.
   Pero el día se completa cuando me choco con un viejo verde. Una reliquia de facciones agrietadas y palabras de antaño, que pronuncia cada sílaba saboreando la degeneración encerrada en sus fonemas. Los viejos verdes se detienen a mirarte, te ceden el paso sólo para poder apreciar tus curvas traseras desde una platea VIP. Me reconforta pensar que tengo más fuerza que cualquiera de ellos y que puedo empujarlos a la calle para que mueran atropellados. Por eso, mientras me enfrento a una de estas górgonas, reproduzco en mi cabeza una y otra vez las escenas de un accidente culposo. Ahí es cuando el día remonta y me alejo con una sonrisa de satisfacción macabra.

lunes, 9 de mayo de 2011

La Pelusa Medusa

Hoy a la mañana me pareció ver una cucaracha colosal. Por suerte era una pelusa enorme y amorfa que movía sus tentáculos con el viento. Le puse La Pelusa Medusa.

Nota: No sé que es más grave, la amenaza inminente de cucarachas o el encariñamiento con las pelusas residentes.

Me alejo de vos

Me alejo de vos
y mi cuerpo se enfría.
Tu barba me pica menos
y el gusto a vos se diluye.

Me alejo de vos
y te congelo en mi cabeza.
El volumen de tu pelo,
tus ojos selváticos,
tus manos ásperas
y tu acento arrullador
se vienen conmigo
a esta ciudad sin miradas
sin verdes
sin viento
sin vos.