lunes, 31 de agosto de 2009

El poeta clandestino


En un Mc Donalds de San Isidro, un anciano solitario escribe unas líneas efervescentes a un amor imposible:

"Los pájaros de tu boca volaron hacia los árboles de mis oídos"

Sin quererlo, imaginé a su musa... Una viuda de unos sesenta años, reticente a la moda, de cabello castaño crispado y labios rojos, como los usaba mi abuela en su juventud. La llamé "Mirna, la dama durmiente".
Ví sus tertulias de libros polvorientos y earl grey tea. Un parloir tupido de antigüedades, un ventanal que trasluce un jardín selvático, dos sillones Luis XVI y una escultura romana, olvidada en un recoveco. Sobre la chimenea, el retrato del marido fallecido, custodiando la escena.
Dos amantes implícitos planean una jugada que nunca comienza. Dos cuerpos entumecidos se declaran amor en frases cotidianas: "¿Más té?", "Claramente Quevedo no se refería a eso".
Sí, Quevedo. Leen a Quevedo toda la tarde, hasta que el sol se rinde exánime en las rígidas cortinas. "Y que no hay muerte mayor, Que el tenerla y no morir: ¡qué mentiroso vivir!¡qué puro morir de amor!", exhalaba él. Besarla lo fulminaría al instante.
Jamás se tocaron: él mantenía la distancia prudente de los caballeros a la antingua. Sin quererlo, repetían la singular historia de Florencio y Fermina: él la admiraba desde mancebo y de adolescentes compartieron un inocente amorío, pero ella se casó con otro. Ahora viuda, retomaban una idea abstracta de amor: Té, miradas y Quevedo.
Por eso él, conteniendo el arrebato impetuoso, corría hacía el Mc Donalds de la esquina a escribir versos clandestinos. La noche siempre terminaba con un encuentro imaginario. Con palabras que articuladas fundían a los amantes en un cuarto secreto. Allí, ella todavía era la moza de ojos inquietos, y él, un jóven con mayor osadía.
Un domingo a la noche, un anciano solitario escribe unas líneas efervescentes a un amor imposible. Ya no está tan solo.

viernes, 28 de agosto de 2009

Mis inquilinos imaginarios

"Las personas reales están repletas de seres imaginarios"
Graham Greene

Lista de mis inquilinos imaginarios:

1- Fermina la Cruciadicta- Esfanática de la ortografía y tiene el impulso descontrolado de corregir acentos en carteles de la vía pública.
2-Úrsula Argento - Le gusta veredear y tomarse un buen mate dulce. Confiesa ser fanática de Los Tekis y de 'No te lo pongas'.
3- La mujer sin cabeza- Asesina de pitufos, se desespera por romper las burbujitas de plástico.

miércoles, 26 de agosto de 2009

One night only

Cuando ya estaba arriba del colectivo, miré su espalda en fuga. El hechizo se había evaporado, laxando mis músculos, alarmando mi conciencia. Sólo un segundo y había olvidado sus facciones desordenadas. Esa fue la careta que el Amor usó esa noche.

jueves, 13 de agosto de 2009

La teoría del delfín

Mujer delfín. f. mujer fatal, exitosa e imbatible.

Una tarde de mate nos cansamos de las mujeres "a las que le sale todo bien". Consiguen los hombres codiciados, el trabajo envidiable, hacen pilates y cocinan tallarines amasados a mano.

¡Había que etiquetarlas sin chistar!: "conoce a tu enemigo", sentenciaba Sun Tzu.

La mateína tardó en nutrir nuestras neuronas. Era una empresa ardua encontrar un término acertado para semejantes deidades modernas. Son criaturas jóvenes de la Sociedad, resultantes del feminismo, de hollywood y del feng shui. Las frases que revolotean en su presencia incluyen: "Donde pone el ojo, pone la bala", "Dios la ama" y "No deja títere con cabeza".

Por ver tanto Animal Planet, hilamos un término mordaz: "Mujer Delfín".

Seres escurridizos y curvilíneos, que aglutinan la suerte que esquiva a las demás mujeres. Desfile de gracia inaccesible, diestras en un amplio repertorio de trucos que dejan exánimes a su público. Eclipsan a las mujeres fatales de Hollywood, son exitosas profesionales y damas multiuso. Los náufragos las consideran su salvación, pero en un capítulo de Los Simpson las muestran como en verdad son: traicioneras y abandonadoras.
¿Por qué las mujeres nos atragantamos de peluda envidia al verlas entrar? ¿Por qué vigilamos a nuestros novios cuando rondan? ¿Por qué las tratamos con indecoroso desdén? ¿Por qué son un radiador para "chicos bien"?

Todo es pura teoría basada en una superficial investigación de campo: La teoría del delfín.

Ésta sostiene que las Mujeres Delfín logran todo lo que se proponen y que poseen un cupo ilimitado de suerte divina. Simplemente son mujeres favorecidas por Dios, el Karma y el horóscopo.

Tenía que desbaratar esta teoría. Desacreditarla, por el bien de la salud mental femenina. Por eso acudí a mi Mujer Delfín más cercana, una de mis amigas de la infancia. Tras horas de charla y DVDs cursis, me fulminó una anagnórisis: ella es prisionera de aquel estereotipo.

Al conocerla, uno absorbe la primera información que dispara: pelo rubio de publicidad, silueta de gimnasio, personalidad avasallante, ropa de marca, doctorado en la UBA, novio millonario. Automáticamente la etiquetamos: "Carla, Mujer Delfín".
Tuvimos que pasar la secundaria y casi toda la universidad para que lograra ver más allá de la mujer invencible. Ella también tenía defectos intolerables, errores escabrosos y frizz. También la habían abandonado y engañado. Incluso la habían dejado sola en la calle, inflada de llanto.


Pero, ¿cuál fue siempre su secreto? ¿en qué farmacia lo venden?

Una vez me lo dijo: "Me muevo para conseguir lo que quiero, no me para nadie. Hago que mis deseos sean proyectos". Declaración simple pero reveladora. Exhumé decenas de recuerdos archivados: ella llamando al que sería su novio de colegio, nosotras planeando una estrategia para acercarnos a su futuro novio de la facultad...


La teoría del delfín sigue vigente, pero resignificada: las Mujeres Delfin "ponen la bala" porque jamás paran de nadar contracorriente. Después de todo, Cleopatra se tuvo que infiltrar en una alfombra para conquistar a César.

martes, 4 de agosto de 2009

Hombre Caballo

m. Hombre de gran atractivo físico. Seductor, pero infiel y engañoso.

Cuerpo de barro
lustroso, flamante.
Mirada ágil
punzante, resuelta.

Cuerpo elástico
Acabado, solemne.
Piernas piafantes
dóricas, colosales.

Eres el hombre caballo,
Bestialidad civilizada.
Misterio que seduce,
Y libertad que hiere.

Eres el hombre caballo,
Diseñado para pecar.
Infiel y falaz,
pero siempre perdonable.

Eres el hombre caballo,
de atractivo indomable.
Tu raza está maldita,
pero es la más codiciada.