Hace días queno posteo nada. Estoy invirtiendo mi inspiración en un cuento metódico, que seguramente termine entendiendo yo sola...
No podía dejar de plasmar en la web estos momentos fugaces que viví en estos días de absentismo virtual:
Jogging fugitivoLo vi de reojo, elongando en una porción de pasto del parque. Me gustó al instante, como me suele pasar a mí: todo o nada. Sentí una carga mágnética erizando mi espalda, era mi intuición femenina confirmando que estaba siendo observada.
"¿Qué hago? ¿Paro de correr o no?" Cuando recobré mi lucidez ya me había alejado unos 50m. "En la próxima vuelta lo intercepto". Pero estos arrebatos siempre terminan igual...obviamente ya se había ido. Conozco pocas de estas historias con final feliz. Arriba, Dios se retorcía a carcajadas.
"Nota mental: sólo pasa en las películas"
Pero que las hay, las hayHace unos días vi una bruja. Estaba almorzando en una parrilla con mi mamá y no pude pensar en nada más. Una berruga en la nariz, gordura deforme, pelo corto salpicado de canas y mirada punzante. No podía escapar del estereotipo. Entre balbuceos, hablaba de una infidelidad: una mujer hermosa que había traicionado a su marido golpeador.
Sin darme cuenta, me devolvió la mirada. "Noooo, seguro que me ojeó". Recordé la película de la bruja que encerraba a una niñita en un cuadro.
"Nota mental: no olvidar que las brujas leen el pensamiento".
Barney BluePlaza, carrousel y mocosos exitados. Mamás gritando como górgonas y pochocleros ofreciendo sus manjares adictivos. Viejas intercambiando chismes y alimentando a los gatos. Y en un banquito blanco, un Barney deprimido.
Confieso que siempre odié a los muñecos de las plazas, especialmente a Barney, exesivamente feliz. Ni siquiera abracé a Mickey cuando fui a Disney. Supongo que siempre fui conciente de que abajo de esa pantomima había un hombre, un H-O-M-B-R-E. Un vecino, un borracho, un pedófilo o Yabrán. Todo era posible. Abrazar al muñeco era estrechame con un depravado.
Pero vi al dinosario venido a menos, cabizbajo, con los pies colgando. Dinosaurio rotoso y fosilizado. "¿Estoy sintiendo lástima por Barney?" Sí, el reptil había traslucido su humanidad.
Me pregunté si lo aquejaban problemas terrenales o el bienestar de los niños en el mundo. Quizás el hombre subyacente tenía el corazón roto o estaba desempleado. No sé, Barney también tenía sentimientos.
Me sentí mal por todas las veces que deseé que lo ataquen los perros. Me deslicé lentamente a su encuentro. "¿Cómo será el rostro debajo del dinosaurio?" La intriga me inquietaba.
-"Adios mamitaaa"
"Nota mental: Barney, inmundo animal"