viernes, 2 de octubre de 2009

The Blue Witch in Joggins

Hace días queno posteo nada. Estoy invirtiendo mi inspiración en un cuento metódico, que seguramente termine entendiendo yo sola...

No podía dejar de plasmar en la web estos momentos fugaces que viví en estos días de absentismo virtual:

Jogging fugitivo

Lo vi de reojo, elongando en una porción de pasto del parque. Me gustó al instante, como me suele pasar a mí: todo o nada. Sentí una carga mágnética erizando mi espalda, era mi intuición femenina confirmando que estaba siendo observada.
"¿Qué hago? ¿Paro de correr o no?" Cuando recobré mi lucidez ya me había alejado unos 50m. "En la próxima vuelta lo intercepto". Pero estos arrebatos siempre terminan igual...obviamente ya se había ido. Conozco pocas de estas historias con final feliz. Arriba, Dios se retorcía a carcajadas.
"Nota mental: sólo pasa en las películas"

Pero que las hay, las hay

Hace unos días vi una bruja. Estaba almorzando en una parrilla con mi mamá y no pude pensar en nada más. Una berruga en la nariz, gordura deforme, pelo corto salpicado de canas y mirada punzante. No podía escapar del estereotipo. Entre balbuceos, hablaba de una infidelidad: una mujer hermosa que había traicionado a su marido golpeador.
Sin darme cuenta, me devolvió la mirada. "Noooo, seguro que me ojeó". Recordé la película de la bruja que encerraba a una niñita en un cuadro.
"Nota mental: no olvidar que las brujas leen el pensamiento".

Barney Blue

Plaza, carrousel y mocosos exitados. Mamás gritando como górgonas y pochocleros ofreciendo sus manjares adictivos. Viejas intercambiando chismes y alimentando a los gatos. Y en un banquito blanco, un Barney deprimido.
Confieso que siempre odié a los muñecos de las plazas, especialmente a Barney, exesivamente feliz. Ni siquiera abracé a Mickey cuando fui a Disney. Supongo que siempre fui conciente de que abajo de esa pantomima había un hombre, un H-O-M-B-R-E. Un vecino, un borracho, un pedófilo o Yabrán. Todo era posible. Abrazar al muñeco era estrechame con un depravado.
Pero vi al dinosario venido a menos, cabizbajo, con los pies colgando. Dinosaurio rotoso y fosilizado. "¿Estoy sintiendo lástima por Barney?" Sí, el reptil había traslucido su humanidad.
Me pregunté si lo aquejaban problemas terrenales o el bienestar de los niños en el mundo. Quizás el hombre subyacente tenía el corazón roto o estaba desempleado. No sé, Barney también tenía sentimientos.
Me sentí mal por todas las veces que deseé que lo ataquen los perros. Me deslicé lentamente a su encuentro. "¿Cómo será el rostro debajo del dinosaurio?" La intriga me inquietaba.
-"Adios mamitaaa"
"Nota mental: Barney, inmundo animal"

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuántas veces se nos escapa el amorrrr! Me diste miedo con lo de las brujas che!
Ale>>

Anónimo dijo...

Jaja, sólo pasa en las películas, pero nunca perdemos la esperanza que nos toque a nosotros, no?

Yo siento lo mismo por Barney y los muñecos disfrazados (especialmente por Barney) pero me vi obligado a practicar empatía con ellos (especialmente con Barney) una vez que me obligaron a disfrazarme (de Barney en UTPMP), no es divertido! pobre gente.... no creo que sean ni depravados ni felices!

Cheers, tomi l

Mery dijo...

Tomi! Estar del otro lado de la máscara te lleva a reflexionar...uno vive cosas fuertes. Como dice Borges, uno y su enemigo son dos caras de la misma moneda.
PD: Los muñecos del Techo no me producen ese sentimiento, conozco quién está abajo!!!!

Anónimo dijo...

Increíble! nunca pensé lo profundo que podía ser el interior de un disfraz de barney, siendo un animal tan pavo... pero es tal cual lo de la moneda, muy bueno! viste i (heart) huckabees? muestra eso, es bastante rara pero está muy buena y la música es genial! jeje

Mery dijo...

La voy a ver!!! asi sigo desarrollando esta teoría...
Pobre Barney, lo prejuzgamos...sentite culpable!

Aniko dijo...

jajaj genial meryyyyyy