Recorro un retrato de Sun Tzu y me aterroriza. Ojos negros y humeantes punzando el vacío. Labios fruncidos y barba siniestra. Una fisonomía moldeada para el combate, que lograría la rendición de sus enemigos con una simple mueca. Pero, ¿tendría el mismo efecto en las damas? ¿Y por qué no? Sus premisas para conquistar al enemigo pueden ser aplicadas con total validez al amor.
Sería un éxito del marketing. El Sun Tzu contemporáneo pasaría de un aguerrido general a un moderno gurú de la estrategia amorosa. Tendría su propio show, como los de Alessandra, con parejas diseccionando sus intimidades en vivo. “En el amor y la guerra todo vale” sería su slogan. Muchos de sus consejos, filtrados en revistas de mujeres, pasarían a formar parte del ABC de la seducción. Entonces, tarde o temprano, plasmaría toda su sabiduría en un nuevo best seller: “El arte del amor”.
En esta edición te adelantamos un capítulo….

CAPÍTULO 1: Sobre la evaluación
Sun Tzu dice: la conquista es de vital importancia para el individuo. Es el camino hacia el amor correspondido o una pétrea soledad: es forzoso manejarla bien. Hay que valorarla en términos de cinco factores fundamentales, y comparar las condiciones del conquistador y el posible conquistado, con vistas a determinar el resultado del encuentro.
El primero de ellos es la
doctrina, es decir, el conjunto de ideas y opiniones que se expondrán con el primer contacto verbal. En criollo, el chamuyo.
El segundo es el
tiempo, el timing para conquista. El conquistador sagaz aguardará hasta que el objetivo esté relajado y que el camino esté libre de competidores. Sólo así atacará con precisión y destreza.
El
terreno constituye el tercer factor, e implica las distancias y la capacidad de desplazamiento. Si el espacio es muy estrecho, como un bar abarrotado de gente, disminuyen las posibilidades de supervivencia. Si el objetivo se encuentra ubicado en un lugar transitorio, la probabilidad de evasión será mayor. El conquistador diestro siempre elige el terreno que más domina y lo convierte en una ventaja.
No existe factor más caprichoso y determinante en la conquista como las
cualidades personales. Belleza, simpatía, seducción, inteligencia…si las posees, tienes gran parte de la batalla ganada. De lo contrario debes valerte de un instinto más agudo y oportunista y tener tus sentidos alertas para no desperdiciar oportunidad.
Por último, la
disciplina, la observancia de las leyes de la conquista y el sentido común. Si deseas abalanzarte a tu objetivo, practica el autocontrol. Si estas borracho y desvariante, disimula. Recuerda: la conquista es estrategia, no obedece al impulso animal. Obedece a las leyes de tu personalidad: si eres extrovertido, deslumbra con tu elocuencia e histrionismo; si eres introvertido, con tu misterio y profundidad.
Esto cinco factores fundamentales han de ser conocidos por cada conquistador. Aquel que los domina, vence. Aquel que no, sale derrotado.
Tras prestar atención a mis consejos y planes, el conquistador debe crear una situación ventajosa que contribuya a su victoria.
El arte de la conquista se basa en el engaño. Nunca debes dar seguridad de ataque a tu objetivo, perderás potencia de seducción y lo que es más grave, descuidarás el factor sorpresa. Ataca tu objetivo cuando no esté preparado y aparece cuando no te espera. Si lo agarras desprevenido, serás tú quien maneje la dirección del encuentro. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer. Sin ella, no puede. Muchas menos oportunidades de victoria tendrá aquel que no realiza cálculos en absoluto. El arrebatado no evalúa los obstáculos y no repasa sus ventajas. El estratega no deja detalle al azar y ataca seguro de su triunfo.
Sun Tzu ha hablado.