martes, 3 de agosto de 2010

Martina, la de Starbucks


Tarde en Starbucks

Su nombre está escrito en su taza de café: Martina. Parece una abogada o una contadora, no sé...es de esa clase de mujeres ejecutivas que no pueden aceptar que el amor las desequilibre. Martina, la dama del traje negro y el corazón roto.
- Tenés que darte cuenta cuando no va más- le dice su amigo mientras toma un latte venti. Tiene pinta de consejero, de ese hombre al que todas recurrimos para contarle intimidades, pero nunca para vivirlas.
Él luce desalineado, pero ella se sienta impecable al borde del sillón. Parece de la realeza, un personaje de esas fotos viejas de nuestros abuelos. Su cara está petrificada, sus facciones contienen como una represa un caudal incontrolable de lágrimas.
- Decile "bueno, listo, entonces no va más"- sentencia él, con la facilidad de quién no ha estado nunca en una situación similar.
Ella calla, impotente y compungida. Le cuesta creer cómo en su trabajo es una heroína invencible y en el amor, una damisela en apuros.

1 comentario:

Carla dijo...

Esa es la tristeza de las grandes mujeres!