Al articular un piropo, se escupen versos humeantes. Debe ser porque en su misma etimología arde la voz helénica "pyrós" o fuego, casi que al pronunciarla nuestros cuerpos chisporrotean en llamas ("piras") o se rinden a un frenesí explosivo ("pirotecnia"). Pyropo, somos dragones exhalando llamaradas. Pyropo, nos entregamos a la combustión espontánea.
Entonces, es justo decir que los argentinos somos todos "pirómanos".
miércoles, 4 de agosto de 2010
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1 comentario:
hay q saber decir piropos...pero chicas como vos hacen q sea facil
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