miércoles, 16 de marzo de 2011

Una DIOSA para cada mujer: La Guerrera

Para Luli, una guerrera con todas las letras

  Las estatuas de las diosas laten. Toman temperatura, se vuelven carne y bajan de sus pedestales olvidados. Vienen a desmembrar los modelos machistas de mujer, la santa y la prostituta, para entronizar los arquetipos ancestrales: la guerrera, la amante, la damisela, la hechicera y la madre. Cada una de nosotras, sin saberlo, encarna las fuerzas femeninas de una diosa antigua. Hoy les presento a la indomable guerrera...
   Espíritu salvaje, hebras con vida propia, mirada frontal y eléctrica. Es idealista y apasionada, una mujer rebozante de fuerza creativa. Como la diosa guerrera Atenea, es un manantial de energía juvenil pura y renovadora. En ella gobiernan con armonía la lógica intuitiva y las pulsiones primarias.
   Una guerrera nunca se queda quieta. Es artista en todo su accionar: busca crear contantemente, corporeizar sus ideas, dar vida en todo su entorno. Pero si está cargada de energía negativa, su fuerza destructora arrasa todo a su paso como un incendio impune. Así lo hizo la reina valquiria Brunhilda, que destruyó su vida por vengarse del hombre que la había traicionado.
   Casi siempre son mujeres de caracter fuerte y tormentoso, pero a veces son féminas calladas con un volcán en erupción en las vísceras.Cuando aman son pasionales al extremo, hasta perderse por completo en el otro. Por eso el amor es peligroso para ellas, les baja la guardia y las esclaviza. Con razón las Amazonas eran solteras eternas. Preferían prevenirse de esto, reduciendo sus encuentros con un hombre a una noche al año, cuando estaba prohibido enamorarse. ¿Qué haría una guerrera enamorada? Seguiría siendo invencible, pero más vulnerable que nunca. Vulnerable ante el hombre que ama. Como Brunhilda, a quien sólo su amante Sigfrido podía derrotar.
   "Towandaaaaa", gritaba la escurridiza Itchy de Tomates Verdes Fritos. Ese era su grito de guerra que armaba su cuerpo huesudo de valentía. Y toda guerrera tiene su grito oculto, palpitante, que amaga rozar sus cuerdas vocales en las batallas cotidianas. Es un grito susurrado por las diosas antes de nacer, que le pertenece sólo a ella y que sólo ella puede articular. Esta contracturado en su vientre, esperando una injusticia para salir como música combativa de su garganta.
  Lo que más enaltece a una guerrera son sus tatuajes, heridas de combate que la afean, pero que hacen su belleza única. Son trofeos del aprendizaje vital, símbolos de supervivencia y evolución. Los tatuajes también son nombres con los que la llaman sus pares: la temeraria, la elocuente, la vivaz, la piafante...
   Angelina Jolie, talentosa, sensual y rebelde. Isabel Allende, de palabras indomables. Isadora Duncan, libre, trágica e inmortal. Si sos una guerrera, sabrás escribir tu nombre, tu grito y tus tatuajes.

2 comentarios:

Tonchi dijo...

Excelente Meroo!
Igualmente, no me parece algo ancestral referirse a una mujer como guerrera! uno usa cotidianamente frases como "mira la pinta de guerrera que tiene es mina" o "esa mina quiere guerra"...
jaj besooo

Mery dijo...

jajaja eso porq las mujeres de ahora se vuelven a identificar con las antiguas...te garantizo q hace 50 años jamás podrías haber usado esas expresiones jajaja!
beso tonchh